Sociedad |
Conectando China con el mundo | |
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Andrés Rodríguez trabaja actualmente como director de desarrollo de mercado de Dragon Trail. Andrés Rodríguez realiza una presentación sobre turismo. Andrés Rodríguez participa en un conversatorio.
Andrés Rodríguez practica ciclismo. Fotos cortesía del entrevistado CON 145,9 millones de personas que visitaron el extranjero en 2024 y una cifra proyectada de 155 millones para este año, el turismo emisor chino es sin duda una fuerza motora que ha impulsado la economía local de diversos países. Esto bien lo sabe Andrés Rodríguez, quien hizo su primera incursión en el rubro turístico haca ya una década. El amor por los viajes nació desde temprana edad, suscitado por una curiosidad innata por aprender más acerca de la cultura, la historia y las tradiciones de cada lugar. “Mis mayores satisfacciones viajando han sido de aquellos viajes en los que de verdad consigo inmiscuirme en la cultura local, donde siento que dejo de ser un turista para convertirme en un observador en primera persona de un mundo nuevo”, señala. Ese mismo apetito por lo novedoso fue lo que hizo que germinará la primera semilla de su interés por China. Según cuenta, de niño su abuelo le regaló una enciclopedia de aquellas que solían venderse puerta a puerta antes de la irrupción masiva del Internet. “En esa enciclopedia conocí por primera vez la Gran Muralla, su historia, dónde estaba, y cómo había sido construida”, recuerda. Un nuevo mundo a partir de una enciclopedia Su sueño se vio materializado cuando llegó a Beijing en 2012 para cursar un máster en comercio internacional. Tras casi dos años de estancia, se fue a Milán, hasta que en 2015 volvió nuevamente al conseguir su primer trabajo en turismo para una agencia que organizaba viajes dentro de China para turistas extranjeros. Durante los cuatro años que estuvo en la empresa, Rodríguez y sus colegas lograron consolidar un proyecto que abrió las puertas de China a muchos más visitantes, principalmente de Europa y América Latina. “Me ocupé de diversificar la oferta y mostrar China a hablantes de las principales lenguas europeas, incluyendo español, italiano, francés, alemán y portugués”, puntualiza. Luego, en 2018, el ítalo-ecuatoriano se unió a otro proyecto, una agencia boutique enfocada a proveer tours creativos y entregar una mirada distinta de China, no como turista, sino como local. Con su formación profesional en negocios y marketing y sus habilidades lingüísticas, todo parecía andar viento en popa, hasta que por esas cosas del destino, estalló la pandemia. Con el proyecto en pausa, Rodríguez se vio obligado a emprender otros rumbos, hasta que a finales de 2023, pudo regresar a su “amada China” por tercera vez. En la actualidad, el profesional, de actitud amable y pausada, se encuentra trabajando en la empresa Dragon Trail, que como las anteriores, también forma parte del segmento turístico. “Estoy a cargo del desarrollo de negocios, principalmente en el sur de Europa y Latinoamérica, aunque últimamente una zona de mucho enfoque en mi día a día también ha sido el área de Medio Oriente y África del Norte”, manifiesta. La empresa trabaja con una amplia cartera de clientes, desde oficinas nacionales de turismo de diversos países, a líneas de cruceros, cadenas hoteleras, outlets de compras, aeropuertos, aerolíneas, negocios duty free, y en definitiva, cualquier entidad deseosa de captar a más turistas chinos. “Nos basamos en estrategias a la medida dependiendo del territorio, la naturaleza de cada marca, su grupo objetivo y la prioridad del mercado”. En esa misma línea, Rodríguez explica que las estrategias nacen de un análisis e investigación de mercado que permite recolectar la información necesaria para poner en marcha acciones a nivel digital con campañas en el ecosistema digital de China, colaboraciones con influencers de viajes y con las principales agencias de viajes en línea a nivel nacional, y activaciones presenciales como la participación en ferias y otras actividades de esa índole. Según la agencia digital de marketing y publicidad China Trading Desk, se prevé que el turismo chino al extranjero continúe creciendo, incluso por sobre el nivel previo a la pandemia y superando los 200 millones de viajes en 2028. Además, con una economía en alza y una clase media y media alta en continua expansión, los turistas chinos se han constituido en el segmento que más gasta entre los turistas internacionales. Con estos antecedentes, no es de extrañar que los países de América Latina también quieran hacerse con una cuota de este mercado. Al consultarle cuáles son los atractivos que más llaman la atención en el caso de Latinoamérica, el profesional explica que, en definitiva, es todo lo que resulte diferente y sea, a la vez, cautivante. “Estoy hablando de experiencias únicas como conocer de cerca la teoría de Darwin en un viaje por las islas Galápagos, cruzar en helicóptero las cataratas del Iguazú, manejar un Jeep por el salar de Uyuni, explorar sitios enigmáticos y fascinantes como Rapa Nui, las Líneas de Nazca, y los vestigios maya, azteca e inca”, declara. Sin embargo, en comparación con otros destinos del planeta, el turismo chino hacia América Latina sigue siendo acotado. Con un vasto océano en medio y varios miles de kilómetros que separan a China de la región, Andrés Rodríguez advierte que una de las tareas pendientes es aumentar la conectividad. Por ello, las nuevas rutas directas a México, Cuba, Brasil, y próximamente a Argentina, son sin duda un paso en la dirección correcta. Pero todavía queda mucho más por hacer. El joven profesional cree que otro de los grandes desafíos radica en contar con una infraestructura adaptada a las necesidades de los turistas chinos, como también la formación necesaria por parte de los profesionales del rubro turístico de América Latina para que sean capaces de recibir y adaptarse a este segmento. “Muchas veces son los detalles que hacen la diferencia”, señala a propósito de ello. Para ilustrar, Rodríguez cita el ejemplo del Aeropuerto Madrid-Barajas, que cuenta con amplia señalización en mandarín y habilitación de pagos con WeChat y Alipay en gran parte de sus tiendas y secciones duty free. El trabajo que queda por delante es extenso, pero también las oportunidades que pueden surgir en base a acciones concretas. “El turista chino que visita América Latina es un turista intelectualmente curioso, con amplia experiencia en viajes, espíritu de aventura, amor por la naturaleza, y que decide emprender un viaje de esta magnitud cuando está en una etapa de su vida en la que tiene tiempo y una amplia comodidad económica”, manifiesta Andrés Rodríguez al describir el perfil más común entre quienes deciden visitar la vibrante y colorida región de Latinoamérica. Una transformación personal Una de las principales lecciones que China le ha dado a Andrés Rodríguez, entre sus varias idas y venidas, es el valor de la perseverancia y de la adaptación. Pese a las coyunturas del momento, especialmente cuando la pandemia del Covid-19 echó por tierra cualquier plan de viaje y la industria turística prácticamente se detuvo por completo, Rodríguez salió adelante. Y cuando el momento oportuno llamó a su puerta, lo tomó del brazo y regresó a Beijing. “La China que conocí en 2012 es muy diferente a la China de hoy en día, y ese es el mayor aprendizaje que me ha dado este país: los cambios son naturales, son parte de nuestra existencia, y uno tiene que seguir ese ritmo para no quedarse estancado”, asegura. Este espíritu es también el que lo ha llevado a residir en diferentes latitudes del planeta, como América del Sur, América del Norte y Europa, antes de dar el salto a Asia. Muchos lo podrían catalogar como un ciudadano del mundo, que ha logrado sortear obstáculos y aprovechar las oportunidades, para labrar su propio camino. En este andar, encontró un hogar —tanto físico como espiritual— en uno de los encantadores hutong que forman parte del casco antiguo de Beijing. Para Rodríguez, se trata de “un espacio tradicional que conserva sus raíces en medio de un ambiente de constante crecimiento y transformación, y que al mismo tiempo, se ha adaptado a la coyuntura del presente”. Las mismas características de estas construcciones, que se adaptan al presente sin deshacerse de sus raíces, son las que se observan en la población china. “Admiro mucho el poder de transformación de China, que no ha abandonado su esencia ni costumbres. Es de admirar la resiliencia de su gente y su carácter para salir adelante con trabajo y de forma armoniosa”, repara. Y tal como el país no se desprende de su legado, pero marcha con fuerza hacia el futuro, así también lo hacen Andrés Rodríguez y sus colegas de Dragon Trail, quienes a través de la incorporación de la inteligencia artificial (IA) a la oferta de servicios, están continuamente buscando nuevas formas de aumentar su alcance entre el público chino. El horizonte es, sin duda, promisorio. |
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