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La alternativa BRICS | |
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La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha confirmado la asistencia de una representación mexicana a la Cumbre del BRICS en Río de Janeiro, que se realizará los días 6 y 7 de julio. Considerando que México no ha asistido a ninguna reunión ni foro BRICS desde 2017, este anuncio adquiere una especial relevancia en muchos ámbitos de las relaciones internacionales. En la última década, el bloque BRICS ha surgido como una plataforma fundamental y sólida para la cooperación entre países en desarrollo. En la coyuntura de transformación del orden internacional, el BRICS ha ofrecido un renovado espacio para la articulación de intereses del Sur Global, al reivindicar una representación más justa y equilibrada frente al dominio histórico de las potencias occidentales. La trascendencia del grupo se fundamenta en la fortaleza de cada uno de sus integrantes. China lo lidera en términos económicos y tecnológicos. Con una participación cercana al 19 % del PIB mundial por paridad de poder adquisitivo (PPA), y con un crecimiento del 5 % de su PIB en 2024, el país asiático mantiene una posición avanzada en sectores clave como inteligencia artificial, redes 5G, energías renovables y computación cuántica. Fortalezas diversas India, con un crecimiento del 6,5 % de su PIB en 2024, es el país BRICS de mayor dinamismo económico actual. Su economía digital, la expansión del sector servicios y una política industrial más activa la posicionan como un centro neurálgico de innovación tecnológica. Pese al impacto de las sanciones occidentales, Rusia logró mantener un crecimiento del 4,3 % de su PIB en 2024. Además, en 2024 lideró la “AI Alliance Network” en el seno del BRICS+. Por su parte, Brasil representa la conexión más directa del BRICS con América Latina. El crecimiento del PIB brasileño en 2024 rondó el 3,4 %, con un papel destacado en la producción de alimentos, energías limpias y minerales estratégicos. Y su capacidad diplomática y su papel como potencia regional son fundamentales. Por último, a pesar del bajo crecimiento de su PIB en 2024 –0,6 %–, Sudáfrica cumple una función geoestratégica relevante como representante africano del bloque. Su importancia radica en el acceso a minerales críticos, como platino y cobalto, así como en su papel diplomático en foros multilaterales del Sur Global. Necesaria ampliación Ahora bien, con la ampliación hacia el BRICS+, que incluye a Arabia Saudita, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia e Irán, el grupo representa actualmente cerca del 45 % de la población mundial, y entre el 35 % y el 37 % del PIB global medido en PPA. Este peso objetivo confiere legitimidad a sus demandas de reforma institucional global y de reconfiguración de los mecanismos multilaterales de gobernanza. Dicha expansión implicó integrar a países relevantes en los ámbitos energéticos y geoestratégicos. En conjunto, el BRICS+ representa casi el 30 % de la producción mundial de petróleo. Indonesia y Etiopía aportan peso demográfico y recursos naturales estratégicos. A lo anterior se suma la adhesión de trece países en calidad de socios a partir de 2024, con lo cual hay quienes proyectan al BRICS como la “nueva OCDE para el Sur Global”. Beneficios mundiales Uno de los logros más relevantes del bloque ha sido la creación de infraestructuras financieras propias. El Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), con sede en Shanghai y con un capital autorizado de 100.000 millones de dólares, ya ha financiado más de 122 proyectos en países en desarrollo, con montos superiores a los 40.000 millones de dólares, en los que ha priorizado áreas como transporte, energías limpias y desarrollo sostenible. De igual modo, el Acuerdo de Reservas de Contingencia, firmado en 2014 y con recursos comprometidos por 100.000 millones de dólares, representa un mecanismo de apoyo mutuo frente a la crisis de liquidez, funcionalmente alternativo al Fondo Monetario Internacional (FMI). Este andamiaje financiero expresa un deseo de mayor autonomía frente a las reglas impuestas por los países del G7, lo que promueve además el uso de monedas nacionales en el comercio intra-BRICS y explora esquemas de desdolarización parcial. Desde su origen, el BRICS ha criticado la estructura desigual del orden global. El grupo ha exigido reformas profundas en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en las cuotas de poder del FMI y en la gobernanza general del sistema económico internacional. Además, ha promovido los principios de no intervención, de respeto a la soberanía y de multilateralismo inclusivo, y se ha presentado como una alternativa a la imposición de normas por parte de lo que se podría denominar como Occidente o Norte Global. Este enfoque ha ganado tracción en África, América Latina y Asia, donde muchos países se sienten excluidos de los procesos decisorios globales. En ese marco, el BRICS funciona como catalizador de la cooperación Sur-Sur, al articular agendas que van desde el acceso a vacunas hasta la infraestructura verde. Ejemplos de la cooperación sobran. En 2020, vía el NBD, se estableció el Programa de Préstamos de Emergencia para enfrentar la pandemia de COVID-19, lo que ha beneficiado a un estimado de 400 millones de personas en los países fundadores del banco. El año siguiente 2021, se estableció en la ciudad china de Xiamen el Centro de Innovación de la Asociación BRICS para la Nueva Revolución Industrial, con una partida de financiamiento de poco más de 13.000 millones de yuanes para 28 proyectos. En 2024, el NBD aprobó un préstamo por 1000 millones de dólares a Sudáfrica para proyectos de saneamiento y tratamiento de agua. En mayo de este año, los presidentes de China, Xi Jinping, y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, firmaron 20 acuerdos que fortalecen la cooperación bilateral en ciencia, economía digital, energía, finanzas y agricultura. El anuncio del Gobierno colombiano en mayo sobre unirse precisamente al NBD coincide con un aparente reacercamiento de México al bloque, todo lo cual sucede en una difícil coyuntura geopolítica, caracterizada por la competencia estratégica entre China y Estados Unidos y la conformación de bloques de poder. Considerando la delicada situación geopolítica de México, que mantiene muchos intereses en común tanto con Estados Unidos como con China, el anuncio de la asistencia a la XVII Cumbre del BRICS puede interpretarse como un acercamiento a una alternativa geopolítica efectiva y sólida. La resiliencia estructural de los países BRICS –especialmente de China– hace de este bloque un contrapeso real a un statu quo que no ha favorecido a los países en desarrollo. *Eduardo Tzili Apango es profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, de la Ciudad de México, y senior fellow sobre China en el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI). |
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