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El significado de la guerra | |
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Escena de un juicio en el Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente, establecido por los Aliados tras la rendición de Japón.
3 de septiembre de 2025. Celebración de una gala cultural en conmemoración del 80.o aniversario de la victoria en la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa y la Guerra Antifascista Mundial en el Gran Palacio del Pueblo, en Beijing. Fotos de Xinhua EN una reciente entrevista con el semanario Beijing Review, Wang Chaoguang, exdirector del Instituto de Historia Mundial de la Academia China de Ciencias Sociales, explicó por qué se debe conmemorar la victoria sobre el fascismo ocho décadas después. A continuación, se presentan extractos editados de la entrevista: Beijing Review (BR): ¿Por qué las fuentes chinas a menudo se refieren a la Segunda Guerra Mundial como la Guerra Antifascista Mundial? ¿En qué se diferencian y cuál es la relación entre ambas? Wang Chaoguang (WCG): China se refiere a la Segunda Guerra Mundial como la Guerra Antifascista Mundial para reconocer su naturaleza como una guerra principalmente contra la agresión de la Alemania nazi, la Italia fascista, el Japón militarista y otros Estados, que conformaban las potencias del Eje, comúnmente denominadas el campo fascista. En el otro lado se encontraban países como China, la Unión Soviética, el Reino Unido y Estados Unidos, conformando los Aliados, comúnmente llamados el campo antifascista. Las potencias del Eje desataron guerras de agresión y conquista, violando la soberanía de las naciones que invadieron. En el proceso, cometieron genocidio, masacres a gran escala de civiles, bombardeos indiscriminados de ciudades, el despliegue de armas biológicas y químicas, el reclutamiento forzado de trabajadores, la esclavitud sexual de mujeres, el maltrato de prisioneros de guerra y otras graves violaciones de los derechos humanos fundamentales, los principios humanitarios y la dignidad humana. Estos crímenes de lesa humanidad contravenían flagrantemente la justicia y el derecho internacional, por lo que fueron universalmente reconocidos como crímenes de guerra y confirmados como tales en los juicios de Núremberg y Tokio tras la guerra. Por estas razones, China honra la gran victoria de la Guerra Antifascista Mundial como un triunfo de la justicia sobre el mal. Referirse a la Segunda Guerra Mundial como la Guerra Antifascista Mundial destaca su naturaleza y orígenes, y es un recordatorio de lo que estaba en juego en el conflicto. BR: Mucha gente en el mundo considera la guerra en China como parte del teatro del Pacífico, y no como un teatro separado. Pero en realidad, el pueblo chino mantuvo su posición en un importante teatro oriental de la Guerra Antifascista Mundial. ¿Qué puede compartir sobre este tema? WCG: El teatro oriental de la Guerra Antifascista Mundial comprendía principalmente tres escenarios interconectados pero distintos: el teatro de China, el teatro del Sudeste Asiático y el teatro del Pacífico. Aunque juntos forman lo que a menudo se denomina el teatro oriental, cada uno operó más o menos por separado en términos militares. Es incorrecto considerar el teatro de China como parte del teatro del Pacífico. China fue el primer país en resistir la agresión fascista (a partir de 1931). En otras palabras, China fue la primera en reconocer la amenaza global que representaba la expansión fascista y en oponerse a la agresión fascista. La resistencia de China duró más tiempo, de 1931 a 1945. Durante estos 14 años, China detuvo el avance de un gran número de tropas japonesas, y movilizó enormes recursos militares, económicos y sociales, que de otro modo, podrían haber sido desplegados en otros lugares. Las fuerzas de China destruyeron un gran número de tropas japonesas. Al hacerlo, China sufrió enormes bajas y pérdidas. El país también envió unidades expedicionarias al extranjero para luchar junto a las fuerzas aliadas y les proporcionó apoyo militar y económico. China apoyó los movimientos independentistas de los pueblos colonizados, con lo cual realizó una contribución vital a la ola de descolonización de posguerra y al surgimiento de nuevos estados independientes. Por ejemplo, Corea estableció un Gobierno provisional en Shanghai en 1919 para resistir el dominio colonial japonés. Tras la invasión japonesa de China, este fue trasladado a Chongqing, en el suroeste. China desempeñó un papel clave en la configuración del orden internacional de posguerra con las Naciones Unidas como núcleo. Al convertirse en miembro fundador de la ONU y en miembro permanente del Consejo de Seguridad, el estatus de China dentro de los Aliados antifascistas y su contribución a los mismos fueron plenamente reconocidos y destacados en aquel momento. BR: ¿Qué lecciones cree que aprendió el mundo de la Guerra Antifascista Mundial y qué relevancia tienen en el mundo actual? WCG: La Segunda Guerra Mundial trajo enormes sacrificios y graves pérdidas para la humanidad y el mundo. Reflexionar sobre el pasado y tomar la historia como un espejo ha permitido a la comunidad internacional extraer amplias lecciones de esta guerra, que siguen siendo de gran relevancia. En los momentos críticos de la historia, uno debe ponerse del lado de lo correcto. En resumen, esto significa defender los valores compartidos de la humanidad, promover los derechos humanos, el humanismo y la dignidad humana, y salvaguardar la paz y el desarrollo para que las personas puedan vivir bajo la luz de la paz en lugar de quedar atrapadas en los horrores de la guerra. Debemos asumir responsabilidades históricas y contemporáneas, defender la justicia y la equidad, proteger el derecho de cada país a un desarrollo equitativo y promover el progreso entre todas las naciones. Debemos defender el orden internacional de posguerra. Este orden fue obtenido a un gran costo por la humanidad y sigue siendo de gran importancia hoy en día, por lo que no nos podemos permitir que sea desmantelado. Debemos resistir la hegemonía y la intimidación de algunos Estados, ya sea política, económica, cultural o de otro tipo. Tal intimidación socava el derecho igualitario de todos los pueblos a su desarrollo. A la luz de las lecciones de la Segunda Guerra Mundial, esta advertencia debe resonar con más fuerza que nunca. |
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