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Tras las huellas de Xie Weijin
2025-09-28    Fuente: Centro para las Américas    Autor: ÁLVARO LORITE

Carnet de afiliado al Partido Comunista en España de Xie Weijin. Al igual que muchos compatriotas, tuvo que adquirir un nombre falso para poder viajar por Europa.

Xie Weijin en el hospital de campaña de Benicassìm tras ser herido en batalla en la guerra civil española. Fotos cortesía de familiares de Xie Weijin

No hay día que nuestros camaradas no hablen de su lucha y la situación general de España. De no ser porque tenemos enfrente al enemigo japonés, iríamos con toda seguridad a integrarnos en sus tropas”, así se expresaba Mao Zedong en una carta abierta dirigida al pueblo español el 15 de mayo de 1937. Para el fundador de la República Popular China, ambas guerras estaban unidas por un mismo contrincante, encarnado en un fascismo que crecía en Europa y un Japón militarista con la autoasignada misión de conquistar Asia. La escalada belicista que desembocaría en la Segunda Guerra Mundial le daría la razón.

“Mil cordilleras y diez mil ríos separaban España y China, pero en aquel momento se hallaban unidas por el mismo destino y el pueblo chino desarrolló una especial sensibilidad a lo que ocurría en los campos de batalla hispánicos. Los estudiantes de Tsinghua (Universidad Tsinghua) y Beida (Universidad de Beijing) popularizaron la canción Defender Madrid”. Los investigadores Ni Huiru y Zou Ningyuan relatan así el ambiente de apoyo en la capital asiática en su libro Brigadistas chinos en la guerra civil: La llamada de España (1936-1939), que recoge las vidas de algunos de estos voluntarios.

Ascuas al rojo vivo: el diario de Xie Weijin en un campo de concentración

Más de 40.000 brigadistas internacionales de 54 países participaron en la Guerra Civil Española. Entre ellos había alrededor de 100 voluntarios chinos. De esos cien, muy pocos sobrevivieron y apenas existe información al respecto. Ocho de ellos acabaron en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer en Francia. Uno de ellos escribió un diario que hoy se encuentra protegido en los archivos del Museo Nacional de China en Beijing.

“Xie Weijin, miembro del Partido Comunista de China (PCCh) y responsable de propaganda de la Revolución China en la Internacional Comunista, era un militar profesional, que había estudiado en una academia militar en Alemania. Fue a Europa con la tarea encargada por el PCCh de buscar conocimientos que ayudasen a China y a hacer propaganda de nuestra lucha en Europa”. Esto lo cuenta Yan Weimin, periodista jubilado de la Agencia de Noticias Xinhua, autor del libro Ascuas al rojo vivo: crónicas de un campo de concentración, que no ha sido traducido por el momento. Se trata de un libro que indaga y explora en la figura de Xie Weijing a partir de los testimonios de su diario y los de sus familiares y conocidos. Yan ha sido una de las pocas personas que ha podido acceder a este diario, gracias a la invitación de An Li, curadora de investigación del museo, para participar en la traducción de los fragmentos en castellano del diario del brigadista.

Durante la guerra, Xie Weijin participó como comisario de artillería en batallas tan importantes como las que trataron de defender Madrid de las tropas sublevadas. También fue herido, y durante su periodo de recuperación, estuvo en un hospital de campaña en Benicassìm donde, apoyado en sus muletas, se esforzaba con otros soldados para entretener a los más de 200 niños huérfanos de la guerra que poblaban el lugar.

Con el fin de la guerra, al intentar escapar por el sur de Francia, Xie Weijin y otros soldados, entre los que se encontraban ocho chinos, fueron detenidos e internados en un campo de concentración de Argelès. A pesar de la escasez de alimentos, ropa y documentos, con el tiempo empezaron a llegar materiales con información de lo que ocurría en el mundo.

“Reuniendo un grupo internacional de nueve personas que venían de China, España, Estados Unidos, México, Cuba y otros países, Xie Weijin montó el comité que sacaría adelante el periódico Noticias de China. Se trataba de un grupo en el que todo el mundo colaboraba voluntariamente con sus esfuerzos, y su objetivo era dar a conocer las noticias diarias que les llegaban desde China. Mientras otros pasaban las noches charlando acompañados del café, ellos ponían sus esfuerzos en escribir, editar, traducir, diseñar y dibujar”, cuenta en su libro Yan Weimin, a partir del propio diario del combatiente.

Entre 1996 y 2001, Yan Weimin estuvo destinado como corresponsal de Xinhua en Madrid, España. A partir de una serie de artículos, uno de los hijos del soldado se puso en contacto con el periodista. “Xie Midong, el hijo, me contó que existía un diario de su padre, que había escrito tras la guerra en un campo de concentración. Para mí, como periodista, era un regalo caído del cielo”, relata el periodista jubilado Yan. “No había muchos soldados que supiesen leer y escribir, por eso el diario era un testimonio tan importante”.

Xie Midong ofreció otro pequeño tesoro al periodista: una serie de fotos que había tomado el propio Xie Weijin a lo largo de su estancia en España y en el campo de concentración. “Todas aquellas fotos, que pude recopilar en mi libro, fueron hechas con una cámara que le regaló Zhou Enlai a Xie Weijin en uno de sus viajes a Europa”, afirma el periodista.

Fotos y recuerdos

El lunes 28 de octubre de 2024, en un antiguo edificio de Beijing, Yan Weimin y Xie Zhengxue, un sobrino vivo del brigadista, conversaron en torno a una mesa plagada de cartas, fotos y documentos que habían pertenecido a Xie Weijin.

Xie Zhengxue vivió de joven en casa de Xie Weijin en 1953, cuando ya había terminado la guerra en China. “No recuerdo haber hablado mucho con él porque era un hombre muy serio y callado. Lo que sí recuerdo es que en su casa se cocinaba mucha comida extranjera que yo jamás había probado. Sin embargo, me acuerdo que siempre quedaba con hambre y después iba a pedirle comida a los escoltas que tenía, que comían tallarines en otra habitación distinta”, cuenta el sobrino.

La faceta de hombre serio y callado se complementa con otras de las que aparecen dibujadas en el perfil que realiza el periodista de Xinhua en su libro, en el cual afirma que Xie Weijin conoció a un grupo de granadinos que le enseñaron a cantar y a tocar algunos palos de flamenco. “Yo no tenía ni idea de eso”, dice el sobrino. “Él amó profundamente el flamenco desde que lo conoció, hablaba también de ello en su diario, tengo mucho material al respecto para otro libro que estoy preparando”, explica el periodista.

Combatir el fascismo

A día de hoy Europa vive atravesada por una nueva oleada de movimientos y partidos políticos de extrema derecha que miran con buenos ojos a los fascismos del siglo XX. Para el investigador Alberto Toscano, que analiza en su libro Fascismo tardío el fenómeno demoscópico que supone el ascenso de las nuevas extremas derechas, los movimientos fascistas del siglo XX hunden sus raíces en las prácticas y herramientas que desarrolló el colonialismo europeo. Al igual que el de hoy, no eran nada nuevo.

En el prólogo al libro Las Brigadas Internacionales de César Vidal, el historiador estadounidense Stanley G. Payne señala que “La Guerra Civil Española es probablemente el suceso más mitificado del siglo XX y el aspecto que con más frecuencia se ha idealizado es la historia de las Brigadas Internacionales. Una clara mayoría eran comunistas, aunque no todos pertenecían al partido”. De lo que no hay duda para el historiador es que “el objetivo común de la mayoría era combatir el fascismo”. Rescatar las historias de los brigadistas internacionales es, quizá, una forma de arrojar algo de luz a la hora de enfrentar los nuevos fascismos del siglo XXI. 

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