Cultura
Tesoros pequeños, historias atemporales
2025-07-01    Fuente: Centro para las Américas    Autor: GE LIJUN

18 de octubre de 2024. Visitantes se detienen frente a los productos inspirados en la corona de fénix de la emperatriz Xiaoduan en el Museo Nacional de China, en Beijing. Wei Yao

EL imán en forma de la corona de fénix de la emperatriz Xiaoduan de la dinastía Ming del Museo Nacional de China, considerado la joya de los souvenirs culturales de este tipo en el país, alcanzó un hito el 25 de marzo con la venta de más de un millón de unidades en tan solo ocho meses y seis días. Desde el otoño pasado, los visitantes del museo hacen cola antes del amanecer para hacerse con este producto estrella. Liao Fei, director gerente de la empresa de desarrollo de la industria cultural del museo, detalla que se han lanzado alrededor de 20 series inspiradas en la corona de fénix, lo que ha generado ventas superiores a los 100 millones de yuanes (11,5 millones de dólares).

Las reproducciones fieles de tesoros patrimoniales se están convirtiendo en “micromuseos” que celebran el esplendor de la civilización china. Algunos ejemplos incluyen el zaojing (harneruelo tradicional chino) en forma de palacios celestiales del Museo de Arquitectura Antigua de Beijing, una copa alta de porcelana azul blanquecina con decoración en rojo del Museo de Hangzhou y una lámpara de bronce pintada con una oca y un pez del Museo de Historia de Shaanxi. Estas pequeñas obras maestras, a menudo miniaturizadas como imanes, conservan sus intrincados detalles a la vez que cobran nueva vida gracias a un diseño contemporáneo innovador.

Esta transformación creativa revitaliza la cultura tradicional, lo que permite a las generaciones más jóvenes redescubrirla en su vida cotidiana y sentirse orgullosas de ella.

17 de mayo de 2022. Excavación de la figura de una “caja ciega” con temática arqueológica, un producto ofrecido en el Museo de Henan. Xinhua

 

24 de abril de 2025. Productos inspirados en la “doncella sosteniendo una lámpara del Palacio Changxin”, uno de los tesoros más emblemáticos del Museo de Hebei, son exhibidos en el Guardian Art Center, en Beijing. Wei Yao

Creación y mercado

El éxito del imán de la corona de fénix reside en su capacidad para conectar con el público. Su estética meticulosa, su experiencia inmersiva y su cuidadosa artesanía, hasta en cada cuenta pegada a mano, lo convierten en un artículo codiciado y un símbolo cultural, especialmente popular entre los jóvenes. Los consumidores actuales, en busca de plenitud estética y espiritual, prefieren objetos con significado y elaborados con esmero.

“Los imanes son prácticos, asequibles y llenos de significado. No son simples objetos; son obras de arte en miniatura que satisfacen el deseo de admirar y coleccionar detalles culturales”, subraya Qin Fei, director general de una empresa de creatividad cultural de la ciudad de Hangzhou.

Sostener un adorable caballo al galope, llevar un bolso adornado con antiguos motivos de bronces o lucir un vestido inspirado en pinturas clásicas son ecos del pasado que ya no son recuerdos lejanos, sino presencias tangibles en la vida cotidiana. En las redes sociales, la gente exhibe con orgullo sus colecciones de imanes, organizadas por periodos históricos, lo que inspira admiración e imitación. Tener un imán es como llevarse el museo a casa.

Los productos culturales atraen a los jóvenes porque hablan su idioma. Uno puede escanear el imán de la corona de fénix para llevar virtualmente la tiara y tomarse una selfie real, explorar los libros de pasatiempo coeditados por la Editorial del Museo del Palacio para resolver acertijos históricos, o excavar en una manghe (una “caja ciega”, es decir, un tipo de producto en el que no se sabe qué artículo específico se va a recibir hasta que se abre, o en este caso se excava) con temática arqueológica, para vivir una experiencia de excavación en miniatura.

Gracias a la realidad virtual y la impresión 3D, estos objetos ofrecen experiencias inmersivas que facilitan el acceso al patrimonio en todas sus formas. Un excelente ejemplo son los imanes que representan las cuatro estaciones del Templo del Cielo.

“Al escanear el código, la Sala de Oración por las Buenas Cosechas cobra vida en 3D. Es como poder tocar esta parte de nuestra historia y cultura”, comenta Li Lin, estudiante. El último modelo, Winter Echo (“Eco del Invierno”), utiliza un simple escaneo en la aplicación WeChat para revelar una escena poética del monumento nevado.

Del producto a la cultura

“Muchos visitantes regresan al Museo Nacional de China para admirar el original después de comprar el imán de la corona de fénix. Ese es exactamente el efecto que buscamos: del producto a la cultura”, señala Liao Fei. Un buen ejemplo de ello es el Museo de Arquitectura Antigua de Beijing, que solía recibir muy pocos visitantes, pero que ha visto cómo su número se ha disparado gracias al atractivo del zaojing en forma de palacios celestiales, hasta llegar a atraer a 45.000 personas durante las festividades del Día Nacional del año pasado.

Muchos de los visitantes, atraídos por esta opción, se deleitan descubriendo el arte de los zaojing. Si antes se conformaban con echar un vistazo a la tienda al final de su visita, ahora acuden al museo específicamente por sus productos culturales. Así, la tienda se ha convertido en la “última sala de exposiciones”.

Según el director de productos culturales del Museo de Arquitectura Antigua de Beijing, Zhou Hairong, estas creaciones reviven artefactos antiguos. “Años después, la compra de un artículo puede reavivar el recuerdo de una pieza. Es una forma de arraigar la cultura en la mente de las personas”, menciona.

Estos productos generan importantes ingresos para los museos y estimulan todo un ecosistema que abarca el diseño, la artesanía y los servicios. En 2024, las ventas en el Museo Nacional de China aumentaron un 60 % interanual y crearon mil puestos de trabajo. “La demanda del imán de la corona de fénix ha impulsado un aumento de la producción y la contratación de nuestros proveedores”, afirma Liao.

El Museo de Henan está adoptando un enfoque innovador al ubicar su producción de manghe con temática arqueológica en la aldea de Xialong, cerca de la ciudad de Luoyang. El aumento de las ventas ha propiciado la expansión de las líneas de producción y ha brindado nuevas oportunidades de empleo a los residentes locales.

Transformar símbolos culturales en atractivos objetos exige una gran creatividad. La profesión de diseñador de productos culturales ha obtenido recientemente reconocimiento oficial en China. Liu Nian, del Museo de las Tres Gargantas, en la ciudad de Chongqing, es uno de esos diseñadores.

Su juguete inspirado en un zun (una antigua vasija de vino) de bronce en forma de pájaro –un tesoro del antiguo Estado de Ba, que data del Período de los Estados Combatientes (475-221 a. C.)– es ahora un éxito de ventas en la tienda del museo. “Vengo a menudo aquí para sumergirme en el entorno y generar nuevas ideas”, señala Liu.

El director del Departamento de Productos Culturales del Museo de las Tres Gargantas, Chi Lin, enfatiza que la riqueza de esta profesión reside en su profunda conexión con el patrimonio. “Es una profesión sostenible que puede crear sinergia con muchos otros sectores. A través de su trabajo, estos profesionales revelan al público la belleza atemporal, la historia y las anécdotas que esconde cada objeto antiguo”, explica.

Los museos expanden sus fronteras

Los productos culturales amplían la misión tradicional de los museos (la de conservación, investigación y educación) y los hacen más accesibles y vibrantes. En los últimos años, los museos chinos han forjado cada vez más colaboraciones intersectoriales para diversificar su oferta, lo que ha dado lugar a auténticos espacios culturales híbridos.

Por ejemplo, en junio de 2024, abrió sus puertas el Salón de Arte y Estilo de Vida del Museo Provincial de Gansu. Este original espacio combina cafetería, pastelería, librería, exposiciones y boutique, lo que ofrece una experiencia cultural con múltiples sabores.

A diferencia de los museos tradicionales, este espacio exhibe la creatividad de jóvenes diseñadores. En las zonas de cafetería y panadería-pastelería, los visitantes pueden admirar obras de arte mientras disfrutan de un refinado café con leche o una exquisita tarta. Al pasear por el salón, se reencuentran con la historia y la cultura de una forma deliciosamente nueva.

Gracias a sus actividades interactivas, el espacio atrae a una clientela más joven. La directora de este espacio, Xu Dan, afirma que recibe entre 3000 y 5000 visitantes al día, y que algunos productos se agotan en cuanto llegan a las tiendas.

Por otra parte, en el Museo Nacional de China, las cafeterías inspiradas en los clásicos chinos están causando furor en las redes sociales. “Combinamos literatura y gastronomía para dar a conocer los textos clásicos y la cultura tradicional china”, manifiesta el director general de la empresa de servicios culturales innovadores del museo, Zhang Lichao.

Al integrar la cultura tradicional en la vida moderna de forma audaz y desenfadada, estas iniciativas fomentan el orgullo por la identidad de las generaciones más jóvenes, a la vez que revitalizan los museos, tanto cultural como económicamente.

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